Aubrey Knight heredera de una empresa muy importante a nivel mundial por razones desconocidas se desliga de su padre de la noche a la mañana, causando que ella misma tenga que comenzar a valerse por sí misma. Ella trabaja en el área de la piscina específicamente en el área del bar de la misma. A pesar de esto, no le impide tener una vida libre de preocupaciones, donde lo que menos le interesa es tener una relación estable, lo único que desea es vivir cada día al máximo. Sin preocuparse por buscar una pareja con la cual establecerse. Roy Jones un hombre que siempre ha sido alguien arraigado a la Ley, sin líos de faldas, sin ese sentimiento que tienen varias personas de su edad que es llevarse la mayor cantidad de mujeres a la cama. Esa noche que conoce a Aubrey Knight, aunque intenta mantenerse indiferente a sus encantos, no puede evitar que su mente se desequilibre al ver a esa ardiente pelirroja que muy bien pudiera pasar como modelo. Mientras que ella intenta abordarlo más de una vez con deseos de llevarlo a su cama, para que entienda lo que es estar con una verdadera mujer. Él se muestra reacio a intentarlo. «¿Podrán estos Polos Opuestos encontrar una estabilidad? ¿Quien ganara esta lucha por el poder? ¿Ganará el calor del momento o podrán convertirlo en algo más?».
Leer másMis ojos se abren inmediatamente. Las cobijas parecen querer sofocarme mientras lucho por liberarme de sus ataduras. Finalmente, pude liberarme de ese lío enredado. Paso mis piernas por el costado de la cama, tratando de hacer más lenta mi respiración y estabilizar mi ritmo cardíaco. Necesitaba aire.
Me puse de pie con mis piernas temblorosas, haciendo mi camino a través de mi habitación oscura hacia el balcón de la misma. Mi camiseta se encuentra firmemente pegada a mi torso sudoroso. Si no fuera por la visita sorpresiva de uno de mis compañeros, me habría arrancado la m*****a cosa.
Deslizo la puerta, al salir mis pies se encuentran con las baldosas frías en esta parte del apartamento, no puedo evitar. Me agarro a la barandilla para luego posicionar mi frente contra ella. El aire frío de la mañana me inunda por completo, esto logra hacer que mi piel sobrecalentada se calme.
El dulce olor de la brisa de la mañana logra hacer que mis pensamientos dispersos comiencen a apartarse de mi mente, logrando un estado de completa tranquilidad. Lentamente, siento como mi ritmo cardíaco vuelve a la normalidad.
Me enderezo en mi lugar a la vez que traslado mi mirada hacia el cielo estrellado, una sonrisa surge en mis labios al ver la infinidad de estrellas aún perceptibles a pesar de la contaminación gasifera de la ciudad de Miami, me siento con calma en el sofá que se encuentra no muy lejos de mí, me mantengo en silencio viendo la noche.
Un suspiro sale de mis labios de solo recordar como minutos antes me encontraba luchando en la oscuridad de mi habitación.
Es como si hubiese estado luchando con una bestia que se encontraba hibernando en mi interior, esa que sale sin previo aviso con la intensión de querer comerme. Hasta ahora no lo ha logrado, pero si sigo así tengo el leve presentimiento de que no tardará mucho en hacerlo.
Me quedo tan tiempo perdido en mis pensamientos que sin darme cuenta comienzo a sentir como mis lágrimas pican en la parte posterior de mis ojos.
Recuesto mi cabeza en el respaldo de la silla esperando poder encontrar el sueño pronto para poder tomar una ligera siesta antes de tener que cambiarme para ir a trabajar, lamentablemente pasas los minutos y nada de eso sucede.
Por lo que no me queda más que levantarme de mi asiento, para luego desplazarme hacia el exterior. No importa cuanto lo intentara después de esas malditas pesadillas el sueño nunca llegaba a mí.
Siempre las describí como batallas internas que solo ganaba cuando estaba suficientemente cansado la noche anterior, ya que al estar en ese estado ellas no podían encontrarme. Lo irónico es que en el pasado odiaba hacer ejercicio, pero justo ahora esa es mi salvación.
Anoche por incitación de mis compañeros, no cumplí con mi rutina diaria, eso creo un desequilibrio en mí, causando que no estuviera lo suficientemente agotado para escapar.
Antes de poder salir hacia la sala de mi apartamento, me recuesto por unos momentos en la cama tratando de esperar ese tan esperado sueño. Lamentablemente, las cosas no van como quiero, cuando más deseo algo, es cuando más este se aleja de mí.
Me remuevo incómodo en mi cama tratando de luchar con el sueño, al no poder encontrarlo me siento con calma en sobre el colchón.
Mi soledad se ve interrumpida por el característico sonido de unos pasos que no son los míos. Líbero un suspiro para luego levantarme de mi lugar, pero antes de intentar salir me desplazo hacia el cuarto de baño para lavarme la cara, eliminando cualquier rastro de lágrimas e intento borrar mi expresión. No quiero que nadie sepa estas cosas.
El hecho de ser hombre dificulta que uno pueda expresar sus pensamientos abiertamente. Al comprobar que todo está en su sitio procedo a salir de mi habitación.
Al momento de salir me encuentro con Lucas; mi compañero. Podría decirse que es lo más cercano a un amigo que tengo, aunque no sé realmente si debería darle esa categoría, después de todo no es que hablemos desde el fondo de nuestros corazones ni nada por el estilo.
Aprovecho de que se encuentra de espaldas para tratar de tranquilizar mi estado, para que él no pueda notar nada extraño que lo incite a hacerme preguntas incómodas.
Me acerco con calma hacia donde se encuentra; en la cocina. El olor de los granos de café me dan la pista que necesito de lo que sea que estuviese haciendo en la estufa.
— ¿Cómo te encuentras hombre?
— ¡Mierda! —exclama a la vez que salta en su punto alarmado—. ¿Qué diablos Roy?, podrías avisar al menos
—No es mi m*****a culpa que hayas estado tan perdido haciendo un puto café, si te quemaste o no, eso no es mi problema, no esperes que te ayude echándote una pomada o alguna m****a como esa —le digo con calma de brazos cruzando viendo con extrañeza el cómo salta por alguna razón que desconozco.
—No digas estupideces Jones, solo deberías ser menos silencioso. Pareces un maldito asesino con esas artes de sigilo, ¿No te equivocaste de carrera?
—Créeme que si lo fuera hace rato que te hubiese quitado la vida, ¿Acaso no ves lo ruidoso que eres? —refuto colocando mi mano sobre mi sien; debido al creciente dolor de cabeza que surge por su irritante voz a estas horas de la mañana—, podrías hacer silencio imbécil.
— ¿Qué tienes hombre? Anoche no tomaste una m****a, me dejaste a mí solo contra ese granuja de Baxter —toma mi misma posición con sus brazos alrededor de su pecho a la vez que analice, me tenso por esta acción de su parte—, te ves como la m****a hombre. ¿No dormiste bien anoche?
—Qué carajo te interesa si dormí bien o si dormí mal, ¿Será que estás cambiando de bando?, si es así preferiría que me lo dijeras de una puta vez.
— ¿Qué tienes hoy imbécil? Estás más irritable de lo normal y eso es decir mucho… —respiro tranquilo por haber escapado de su escrutinio.
— ¡Cállate la boca y haz el puto café! —exclamó a la vez que me traslado hacia la encimera. Tomo mi móvil abandonado sobre la misma para luego dirigirme hacia el sofá.
Comienzo a revisar con calma cada uno de mis mensajes, aunque ni siquiera sé por qué lo hago. Ya que realmente no tengo nadie que pueda escribirme, hace mucho que no tengo pareja, no tengo tiempo para esas cosas de una sola noche.
Eso nunca ha estado en mí, no sé por qué soy diferente al resto, mientras que la mayoría de mis compañeros hacen hasta apuestas sobre quien se lleva a más mujeres a la cama en una semana. Yo desdeño hacer ese tipo de cosas.
Para mí esas cosas son cosas que solo hacen los niños, no jugué a eso en el pasado, no lo haré ahora. Me quedo viendo a la nada recordando el pasado. No puedo evitar rememorar lo solitaria que ha sido mi vida, es como si toda la felicidad que tenía hubiese sido arrebatada de la noche a la mañana.
Pase de tener una madre amorosa que daba todo por mí, a quedarme solo sin nadie que me acompañara.
Estuve de casa en acogida en casa de acogida, no podría decirse que era feliz ni tampoco que estaba triste. Todo sucedió como un borrón, sin la calidez que debía experimentar un niño de diez años, a esa edad perdí a mi madre quedándome solo.
— ¿Qué sucede? ¿Para qué me mandaste a llamar?—Finn se encuentra en el ascensor esperando entrar— ¿Qué hace él aquí?—Supongo que vino a cumplir con su promesa, para que nosotros podemos hacer lo mismo con la nuestra.— ¿Confías en él?—Confiar es una palabra muy fuerte, tan solo digamos que estoy evitando llenarme personalmente las manos de sangre en estos días.— ¿Le dejamos entrar entonces?—Algo, si te digo, se encuentra herido.— ¿Está herido? —inquiero sorprendida, con una mirada de felicidad en mi rostro—. ¿Sabes lo que eso significa verdad?—Claro que sí, toco una fibra importante, nadie ataca sin estar seguro de que está en un lugar débil.—Bien, pero dejemos que sufra un tiempo más, ¿Qué te parece?—Eso es justo lo que estaba pensando, al menos así podremos hacer que entienda al menos un poco por lo que debe de estar pasando Roy.Permanecemos en silencio cada uno metido en sus propios pensamientos, mientras esperamos un tiempo estipulado. Solo cuando vemos que han pasado 5
Roy llegó rápidamente a la habitación de Arlie donde nos encontrábamos, causando que dejaremos de hablar al instante, por lo que no nos queda más que seguirlo hasta el despacho, como acababa de decir unos momentos atrás.— ¿Te encuentras bien? —pregunta mi amiga, inmediatamente apenas llegamos al lugar.— ¿Dónde está el impostor? —frunzo al ceño al escuchar como ignora por completo su preocupación, lo que me da a entender que lo que sea que vaya a decirnos es confidencial.—No está, últimamente está saliendo más seguido, y ya nosotros sabemos adonde posiblemente se esté dirigiendo, ¿Por qué no lo seguimos?—Si fuera tan fácil, ¿No crees que ya lo hubiese mandado a seguir para salir de esta pesadilla? —me estoy por ponerme a pelear, pero al ver el rostro ofuscado de mi amiga me detengo en mi sitio inmediatamente.—Bien, el sarcasmo era innecesario, ahora dime que está pasando.—Antes de decirles algo más, necesito que lean este documento, pero váyanse directamente a la última página.—
— ¿Te estás preguntando por qué traje este tipo de cosas cuando bien pude haber comprado con mi propio dinero unos nuevos, verdad? —él no niega lo que digo por lo que sigo:—.¿Me imagino que conoces lo que es gangrena, verdad?—Claro que… un momento, ¿Lo que quieres hacer es?—Ahí comprobamos que eres tan inteligente como siempre, no dudes nunca de tu inteligencia compañero —la burla en mi tono es difícil de ocultar para este momento —. Esa es exactamente la idea, introducir artículos oxidados en su cuerpo para que en este se produzca gangrena o en este caso tétanos, lo que ocurra primero, y si son las dos, mucho mejor.—Estás mucho más loca de lo que creí, ¿Sabes que eso lo hará delirar verdad?—Eso es exactamente lo que quiero, después de todo, ¿Cuál es la mejor manera de lograr que una persona hable?—Estando en un nivel de inconsciencia tan fuerte, que hasta él dude de la realidad en la que se encuentra, no pudiendo diferenciar entre realidad y mentira —responde por inercia.— ¡Din
— ¿Cuál es la veracidad de dicha información?Karim y yo nos encontramos sentados en un sillón, observando al traidor que se encuentra frente a nosotros. Lo observamos con calma, sin ninguna fluctuación en nuestros rostros.— ¡Completamente verdadero señor, se lo juro!—Ni que aunque lo prometas por la misma reina Isabel te creería, así que dime lo que realmente está ocurriendo si no quieres verdaderos problemas.—Yo… —murmura temblando en el piso.«¿Por qué siempre tengo que tomar el camino difícil? ¿Es tan complicado decir la verdad?», suspiro con pesadez, levantándome de la comodidad de mi asiento.Me quedo en mi asiento mientras observo con frialdad todo, Karim es el que levanta para acercarse a ese desgraciado.—Lo que no entiendo es esto, así que ayúdame a entender mejor las cosas, ¿Por qué me traicionaste? ¿No era Roy acaso tu amigo?—Sí…— ¿Sí qué? ¿Si era tu amigo o si me traicionaste?—Discúlpeme, por favor lo ruego entiendo que me equivoque, perdone la vida de este hombre s
El solo hecho de ver sus rostros me da a entender que es justo lo que me encuentro pensando, esa posibilidad me rompe por completo. Nunca supuse que ello serían capaces de ocultarme un hecho tan importante como ese, prácticamente estuvieron comprometidos y en ningún momento ni siquiera se los ocurrió comentarme al respecto.Ahí es cuando comienzo a dudar de si lo que dicen es o no cierto, después de todo Aubrey y Karim, son personas en las que siempre he confiado, nunca me atrevería a juzgarlos, y mucho suponer que podrían ocultarme aspectos cruciales, y menos hasta ese punto.«No reflexiones en eso Roy, son solo algunos métodos que tienen ellos para hacerme creer que lo que dicen es verdad, pero no es para nada como eso, son solo sus formas poco ortodoxas, nada más eso».El sonido de sus voces logran despertarme de mis pensamientos para nada pacíficos por su culpa, me encuentro luchando internamente al no querer reflexionar demasiado en lo que me dicen, pero aunque no quiera aceptarl
Siento como el tiempo se congela al ver sus cuerpos desnudos, lo que me sorprende es que no encuentro ningún rasgo de diferencia entre nuestros cuerpos, desde sus rostros, hasta su cuerpo, con exactamente cada marca que adorna el mío. Además de que no solo se desnudan hasta la cintura, sino que se quitan también el pantalón en compañía de su ropa interior.Lo que me permite verlos por completo, sin absolutamente nada que les cubra, es como verse en un maldito espejo, y no precisamente en el buen sentido, porque me encuentro asustado por lo que me encuentro viendo, no sé ni siquiera qué tipo de expresión aparte de la sorpresa debería estar en mi rostro.—Hola nuevamente hermanito.Siento como todo se hace un lío en mi mente, es como una maldita copia de mí mismo, ya que hasta nuestra zona inferior es exactamente igual a la mía, y no me refiero exactamente a mis muslos, sino a la zona en el medio de esta. Comienzo a buscar en mi mente, pero no encuentro nada que pueda darme la respuesta
Último capítulo