Capítulo 40 — La decisión de Nicolás
El viaje de regreso desde Bellavista había sido largo y silencioso. Nicolás dejó a Anahir en su apartamento se limitó a mirarla antes de que bajara de la camioneta. No hubo grandes palabras, pero cuando ella le dedicó una sonrisa, leve y sincera, algo dentro de él hizo un clic.
Esa sonrisa.
Esa maldita sonrisa que desarmaba cualquier defensa.
Nicolás la vio caminar hasta la puerta y desaparecer. No supo cuánto tiempo se quedó detenido en la camioneta, pero cuando por fin arrancó, supo que esa imagen iba a perseguirlo toda la noche.
No tardó en llegar a su apartamento en Punta del Este, cerca de la obra donde estaba el proyecto Cinco Estrellas. El viento costero traía olor a sal, y a lo lejos las luces del puerto parpadeaban, indiferentes a la tormenta de emociones que cargaba Nicolás.
Se quitó las botas, dejó la campera colgada y se recostó sin pensarlo en el sillón. Ni siquiera intentó llegar a la cama.
Esa noche, el sueño no tardó en vencerlo.
So