Capítulo — Sombras en la Noche
Los días en Ibiza transcurrían con una calma vibrante. Entre playa, paseos por Dalt Vila y tardes de charlas con los tíos Dante y Jazmín, la familia sentía que al fin estaba recuperando ese tiempo perdido por la distancia y la pandemia. Leonardo estaba cada vez más feliz de convivir con sus primos uruguayos.
—Pa, estoy muy feliz de estar con ellos. Lástima que no puedo salir en la noche.
—Ya tendrás tu tiempo, hijo. No hay que apurarse, disfrutar cada etapa es lo más lindo.
—Sí, pa, lo sé. Igual estoy feliz.
Sergio se adaptaba cada vez más a la constructora, cumpliendo con puntualidad y buena voluntad. Esa tarde, Dante lo miró con orgullo y le dio una palmada en el hombro:
—Sos un buen muchacho. Me alegra haberte dado esta oportunidad. Seguí así.
Sergio sonrió, sabiendo que estaba abriendo una puerta que podía cambiarle la vida.
Pero esa misma noche, algo iba a sacudirlos a todos.
La llegada de Gabriel alteró la tranquilidad de Alejan