Capítulo — Plano de Luna (José Ignacio)
Se fueron cuando el parador apagó sus últimas luces y el mar quedó diciendo adiós con un murmullo manso. La caravana de abrazos todavía les calentaba la piel: Alma y Brisa prometiendo portarse “requetebién”, Martín dormido sobre el pecho de Sofía, Edinson alzando su copa y sentenciando “la familia es lo primero”, Dante y Jazmín riéndose de su propio futuro. Después, silencio de ruta. Nicolás manejaba con la ventanilla apenas baja y la mano derecha prendida a los dedos de Anahír, que iban descansando sobre su muslo como quien apoya una firma.
—¿Lista para nuestra semana? —dijo él, y la palabra “nuestra” llenó el auto de un perfume nuevo.
Eligieron José Ignacio. Un hotel boutique entre pastizales y mar, farolitos a la entrada y un portón de madera que se abría como si los conociera desde antes. Los recibió una chica de sonrisa clara, los felicitó por la boda y los guió a la habitación con vista al océano: paredes de cal, cortinas livianas, un