Capítulo — Un Doble Milagro en Río
El auditorio de la universidad estaba colmado de familias orgullosas, cámaras de fotos, flashes y un murmullo constante que se interrumpía cada vez que alguien escuchaba su nombre y subía al escenario para recibir el diploma. Afuera, el cielo de Río de Janeiro brillaba con un sol radiante que parecía querer colarse en cada rincón del salón.
En primera fila, Bruno no dejaba de mirarla. Sol, con su vestido claro y la pancita de embarazada ya imposible de disimular porque estaba de 36 semanas, estaba radiante. Sus ojos brillaban como nunca, y en cada movimiento se notaba la emoción contenida. Julia y Soledad, sus amigas inseparables, ya lloraban sin pudor, con pañuelos en mano desde los asientos frente al escenario.
—¡Y ahora, con orgullo, llamamos al escenario a Sol Georgia de Montes, recibida oficialmente como Decoradora de Exteriores! —anunció la voz del presentador.
La ovación fue inmediata. Bruno se puso de pie como un resorte, aplaudiendo con fuer