Capítulo: El Día que Dolió Verte
El showroom estaba en silencio. Solo se escuchaba el roce de las telas, el arrastre suave de los muebles contra el suelo de madera clara y alguna que otra carcajada entre Julia y Soledad mientras terminaban de ubicar los cojines sobre la sala de estar que Sol había diseñado. El sol entraba por los ventanales con fuerza. Y Sol estaba… feliz.
Concentrada. Creativa. Motivada.
Esa mañana había hablado con Bruno por mensaje. Él seguía convaleciente pero ya se sentía mejor. Le había dicho que esperaba que el médico le diera el alta en la tarde.
—"Si Dios quiere, mañana vuelvo a la obra" —le había escrito Bruno con un emoji de corazón y uno de esos ositos que a Sol le hacían reír.
Ella le respondió con dulzura, deseándole que descansara, que no se preocupara por nada y que lo extrañaba. Sentía que se estaban fortaleciendo como pareja. Por primera vez en mucho tiempo, sentía que estaba apostando a alguien que valía la pena.
Pero la vida tiene formas crueles de