Capítulo: Fotos que Mienten
El sol apenas había despuntado sobre Río cuando Sol bajó las escaleras con el pelo húmedo, lista para otro día en la obra. Llevaba el casco colgado del brazo y una sonrisa serena. Pero algo le llamó la atención.
La casa estaba inusualmente silenciosa. No estaban ni David ni Sandro.
—Qué raro… —murmuró, mirando su celular.
Nada. Ni un mensaje. Ni una advertencia. Nada de los clásicos “te paso a buscar” o “estás lista”. Para ella, fue un alivio.
> “Buenos días, mi amor. Hoy me siento mucho mejor”,
“Me recomendaron seguir aislado por precaución. No sé si esto es contagioso o no, pero prefiero cuidarte. Creo que mañana ya voy a estar bien. Te extraño. ”
Sol sonrió. Le respondió con cariño:
> “Bruno, meu amor, no te preocupes. Tenés que cuidarte. Vamos a tener mucho tiempo para estar juntos. Reponete bien, que yo te espero.”
Y mientras escribía ese “mi amor”, su pecho se agitó suave. No le costaba decirlo. Le salía natural. Porque era verdad.Bruno era ya alguien