09:30 hs. - Salomé.
—Ey... Para... ¡Luna!
Abrí los ojos de golpe, los cuales todavía me ardían por todo lo que había llorado la noche anterior, y me incorporé para intentar quitar a la gata de debajo de la manta.
—¿L-Lun...? Tú no eres Luna... —dije resignada, y me volví a dejar caer sobre la almohada.
—Ayer me dejaste con ganas de más... —dijo Fernando mientras me besaba un pecho por encima del camisón y con una de sus manos me cogía el otro.
—Fuiste tú el que se fue a dormir... ¡Ay!
—Te dije que tenía que madrugar —respondió mientras se recomponía y se ponía a mi lado ofreciéndome su pecho para usar de almohada.
—¿A dónde fuiste? —me interesé mientras me acomodaba sobre él.
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