03:30 AM - Fernando.
—Tú eres tonto, de verdad...
—No me hinchés las pelotas, ¿podés prestarme la guita o no?
—Es que, no sé... ¿Cómo se lo explico después a Roberto?
—Camila, por favor, ustedes treinta mil euros es lo que dejan de propina a los camareros en cualquier lugar. Están forrados en plata...
—Roberto revisa todo, y cuando digo todo, es todo. Imagínate cómo me tiene de controlada desde que descubrió lo nuestro.
—Camila, en serio, es cuestión de vida o muerte, literalmente. Sos mi última esperanza.
—Lo siento, Fercho, no puedo hacer nada por ti, te deseo toda la suerte del mundo.
—¡No! ¡No cuelgues! ¡La puta que te parió!
Desahuciado, absolutamente desahuciado.
08:50 AM - Salomé.
—Salo.
—Mmmm...
—¡Salomé!
—Déjame...
—¡Despierta, dormilona!
Abrí los ojos muy despacio, todavía un poco pegados por las lagañas, y entonces lo vi. Me incorporé de un salto y lo abracé con todas mis fuerzas. Por fin había vuelto...
—¡Mi amor! —grité—. ¡Creí que no ibas a venir!
—¿Cómo no voy a venir?