Ebrios

—¿Sabes por qué me he estado yendo antes estos días? ¿Por qué he estado trabajando tan pocas horas en comparación con los demás?

—No.

—Joder, Damián, usa la cabeza. Te estoy diciendo que le estoy cubriendo las espaldas a Santiago para que pueda tirarse a la cría esa. Asocia, chaval.

—¿Y tienes que salir de la empresa para cubrirles el culo?

—La casa de la que acabamos de venir es de mi marido. Bueno, de su padre, pero la va a heredar... Resulta que es el lugar que han estado utilizando esos dos como picadero. Desde que Clara le mandó ese mensaje a la mujer, Santiago decidió que no iba a seguir pagando hoteles. Se había podido encargar de destruir las pruebas hasta la fecha, pero si la mujer empezaba a investigar todos sus movimientos desde ese momento, ahí sí iba a estar jodido.

—Y tú le saliste de salvadora...

—¡No! ¡Nunca hubiese hecho eso! No me preguntes cómo ni por qué, pero Santiago sabía que yo tenía acceso a una casa que era de mi marido...

—Ok, pero sigo sin verle relación co
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