º|º Adriano º|º
El día fue un infierno.
Llego a mi apartamento pasadas las diez, los hombros hundidos, la cabeza zumbando de números y reuniones.
Milán brilla fuera, pero estoy demasiado hecho mierda para notarlo. Tiro el maletín en el sofá, me quito la camisa empapada de sudor y entro al baño. El agua caliente de la ducha me golpea, lavando el cansancio, pero no el peso en mi pecho.
Samantha.
¿Cómo estará? ¿Está bien?
No puedo sacarla de mi cabeza. Quiero verla otra vez, pero aún no contacta conmigo.
¿Por qué demonios estoy tan interesada en verla? Lo mejor es que se vaya lejos, sin dejar rastro.
Salgo, envuelto en una toalla, y preparo un sándwich en la cocina. Pan duro, jamón, un poco de mostaza. Lo engullo de pie, el sabor apenas registrándose, estoy tan casado que no me importa lo que coma, solo deseo dormir.
Mi cuerpo pide cama, y me dejo caer en el colchón, las sábanas frías contra mi piel. Apago la lámpara, el teléfono, todo.
Descansar.
El mundo se apaga, y me hundo en el su