VIOLA
Lucas me miró con expresión satisfecha mientras caminábamos por el pequeño parque junto al río. La brisa de la tarde de Florida soplaba suavemente, trayendo consigo el aroma de la tierra húmeda y el relajante sonido del agua. Respiré hondo: el aire parecía limpio, como si estuviera lavando los restos de un pasado que casi me había consumido.
—Es curioso, ¿verdad? —dije con una pequeña sonrisa—. Antes sentía que quería huir de todo todos los días. Ahora me da miedo que el tiempo pase demasiado rápido.
Lucas se rió suavemente.
—Eso significa que por fin estás disfrutando de tu vida, Vi —me miró—. Ahora incluso sonríes sin motivo. Antes, tu sonrisa era como una máscara: hermosa, pero llena de dolor.
Contemplé el río dorado que brillaba bajo el sol de la tarde.
—Pensaba que nunca me recuperaría de todo eso. Pero resulta que poco a poco es suficiente.
—No solo suficiente —dijo en voz baja—. Eres mucho más fuerte de lo que crees. Has pasado por cosas que habrían destruido a mucha gent