KAEL
Me negué a ir al hospital, aunque John insistió. Me sentía mareado, pero no creía que necesitara una habitación que oliera a medicina. Para mí, era una pérdida de tiempo. Solo quería que Viola estuviera aquí.
Cuando llegamos a casa, la criada nos recibió inmediatamente y John le pidió rápidamente que preparara el botiquín de primeros auxilios. Me limpiaron y vendaron las heridas de la sien y el brazo, que ni siquiera había notado. Me senté en el sillón del salón, respirando con dificultad, pero mi mente seguía centrada en una sola cosa: Kenny.
No podía dejarlo esperando demasiado tiempo en el colegio. El niño seguramente lloraría allí si yo no aparecía.
Así que me tomé un momento para descansar.
—¿Le apetece su té verde favorito, señor Kael? —preguntó John.
Me entendía bien. Pero mi mente estaba centrada en otra cosa, en Viola otra vez. El té verde era mi favorito y Viola solía preparármelo. Era ella quien siempre lo preparaba. Para aliviar rápidamente mi estrés, aparté esos pens