Algo se retorció dentro de mi pecho al recordar la llamada que recibí de ella, pero que no contesté porque estaba furioso la noche en que me alejé. Al momento siguiente, cuando el camión colisionó con nuestro auto, me arrepentí de no haber escuchado su voz por última vez.
Era estúpido porque ni siquiera lamenté no haber consumado mi venganza, ni pensé en mi familia, mis amigos, mis recuerdos...
Solo pensé en ella.
Pensé en lo que Esteban podría hacerle, cómo podría lastimarla mi familia, o cómo viviría completamente sola en este mundo de mierda. Eso dolía más que tener el metal incrustado en mi pecho, en mi espalda.
—¡Tristán! —Siseó mamá en mi cara y finalmente, volví a la realidad.
—Hice lo que querías. Ahora dime dónde tienes a Lucía, mamá. —Fui directo al punto e ignoré el hormigueo en mis dedos.
Necesitaba ir tras Gracia, decirle que no quería que dejara de verme nunca más. Quería que se quedara porque no creía poder abandonarla.
—Ella encontrará su fin...
—Ella tiene ese video, m