Tristán
—Hiciste lo correcto. —Dijo mi madre, adelantándose para arreglarme el cuello de la camisa.
—¿Por qué te cae mal? —Pregunté—. Tenemos enemigos comunes, no debería molestarte como lo hace.
Los ojos suaves de mi madre se desviaron hacia mi mirada neutral. Suspiré, dando un paso atrás y volteándome hacia Lucas para que él me arreglara el cuello en su lugar.
—Necesito reunirme con los accionistas antes de que armen un escándalo por mi ausencia. Rodrigo ha estado conspirando desde hace tiempo y se saldrá de control si no lo pongo en su lugar ahora. —Apreté la mandíbula mientras las heridas en mi espalda y pecho se estiraban, enviando una ola de dolor por todo mi cuerpo.
—Es tu primo, sé amable con él. —Mi madre suspiró.
Presioné mis labios en una línea delgada. Siempre podía contar con que mi madre juzgara mal a todas las personas.
Una vez, pensó que Lucía era un ángel. Le dije que había un demonio bajo esa dulce sonrisa, pero nadie escuchó. Ahora pensaba que Gracia era terrible, y