—Para —susurré.
—Te voy a matar, maldito —gritó Esteban, golpeando el estómago de Tristán.
—Eso no cambiará nada. Seguirás siendo un idiota, Calderón —la sonrisa burlona de Tristán se ensanchó.
Estos dos siempre parecían estoicos y tranquilos. Pero en ese momento, se veían como animales salvajes dispuestos a matarse.
—¡Basta! —sisee, agarrando el brazo de Esteban para impedirle que siguiera golpeando a Tristán.
Me empujó hacia atrás. Solté un grito cuando mis pies se tambalearon y el lado de mi cabeza golpeó contra el borde del escritorio.
Al instante, la cabeza me dio vueltas. Puntos negros aparecieron en mi visión, cegándome al mundo.
—¡Gracia! —Tristán gritó mi nombre.
Sacudí la cabeza y me toqué el lado derecho. El líquido tibio cubrió mis dedos, enviando un escalofrío por mi espalda.
—Imbécil —murmuró Tristán entre dientes mientras sus manos tocaron mis muñecas y bajaron mis brazos.
—No la toques, carajo —se unió otra voz fría.
Mis oídos comenzaron a zumbar con la intensidad del d