Se aleja de mi un paso debido a que no logra intimidarme, y como le devuelvo la sonrisa con seguridad, no se esperaba que un niño de poca asistencia mostraar tanto orgullo. Pero su traspié no dura mucho, se recompone lo suficiente para recomponer su gesto y señalar las mesas con mando.
—Tomen asientos, llegan tarde. —Ordena con gesto despectivo.
—Disculpe profesor, pero —señalo el reloj que está sobre el pizarrón, el cual está sincronizado con la campana del colegio —la campana todavía no suena.
Su gesto se endurece ante mi señalamiento y golpea el escritorio con fuerza, demostrando así su indignación por mi negativa.
—Eso no me importa. Si yo llegó antes que el alumno, eso significa que llega tarde. —Levanta la barbilla orgulloso y donrie como villano de película —. Claro que alguien que casi nunca vuene no lo entendería.
—Ya veo, —sonrío inocente —, llegar antes que el profesor es muestra de compromiso.
—Me alegra que lo entiendas, ahora toma asiento junto a tus com