—No dejen de vigilarlo. —Ordena el jefe de los que me secuestraron y se aleja con su empleador.
Escucho atentamente los murmullos de los demás mientras se reparten las rondas para vigilarme, como a sus ojos solo soy un niño, estoy seguro de que me subestiman y no me prestan mucha atención. Incluso me ignoran porque creen que no puedo tener un As bajo la manga. Estoy tranquilo porque todavía no se han percatado del rastreador que siempre llevo conmigo, y conociendo a mi gente, ya deben tener un plan listo y vienen por mí.
—Quisiera ir al baño. —Pido acostado en el suelo, sintiendo algo caliente caer por mi rostro junto a un fuerte aroma a hierro.
—Aguanta. —Dice alguien que no había escuchado.
Esto me deja más claro sus intenciones.
Son suficientes para vigilarme, pero no cuentan con un espacio con las condiciones adecuadas para que un grupo grande de personas puedan estar un tiempo prolongado. Significa que tengo las horas contadas después de que obtenga lo que quiere, pues las ganas