Una bella dama
De repente, Juan José se sorprendió al recibir una tarjeta digital que lo invitaba al aniversario de bodas de los dueños de un harás vecino: los esposos Villamontes. Su madre, Eloísa, observó la cara de felicidad de su hijo y, con curiosidad, le preguntó:
—¿Qué pasa, Juan? ¿Por qué estás tan emocionado?
Juan José, con una sonrisa contagiosa, le explicó:
—¡Son unas bodas de plata, mamá! ¡Veinte y cinco años de casados de nuestros vecinos los Villamontes!
Eloísa tomó impulso para seguir indagando, su voz un susurro lleno de inquietud:
—¿Bodas de plata de los Villamontes? ¡Es increíble!
¿Y tú... que planes para esa fiesta?—Eloisa pregunta para tener la oportunidad de saber que ocurre con su hijo y Reishel.
Juan José, con una chispa en los ojos, iluminó su rostro por completo y exclamó:
—¡Ya te imaginas quién irá de mi brazo!
Eloísa se sonrojó, sintiendo un torbellino de emociones. Se acercó a él, intentando mantener la discreción a pesar de la desesperación que la invadía