Bola de fuego.
Una bola de rojo fuego, rebotaba en la cubierta del gimnasio de la calle seis.
Reishel Limver; hacía piruetas y daba giros retumbando,
agraciadamente con su kimono rojo de seda raso brillante; amonestando el aire como un arrebol estelar rayando en la galaxia.
Mil piernas se levantaban y giraban pero eran solo dos barras de acero templado; que ella ha trabajado por años, dirigidas con una fuerza inusual que no se subestimaban delante de cualquier arma que se respete como letal.
Giraba y giraba alzando sus piernas haciendo cada vez lo mejor posible, con el espacio y con el tiempo; combinando contorsiones de columna formando arcos y puentes repetitivamente, con una estabilidad impresionante;regresaba a la posición de pie para reanudar la sesión de pateo repetitivo, que golpea el aire; brazos y pies, simulando una ametralladora corporal.
Su fama con el paso del tiempo se había incrementado y siempre a la hora de las diez, los días domingos era cada vez más concurrido el lugar.
Habia llegad