Reishel entra a la casa de la madrina como siempre, con la misma cara de agobio.
— ¡Ay mi niña, yo te conozco desde que eras una bebé, como quisiera verte sonreír como antes, que llegaras con otro ánimo, por Dios!
Reishel se sienta en el sofá y se rueda las gafas hacia atrás. Asomando su mirada clara, que ahora esconde la mayor parte del tiempo.
— ¡Marisol tiene razón, no veo el momento para verte de nuevo feliz, sonriente como antes!—Amapola opina lamentándose.
— ¡Ya falta poco para volver a encontrarnos!—exclama Reishel.
— ¿Cuándo hija?—Amapola se contrae por la angustia— se citaron, ¿por fin le vas a dar la oportunidad para que se defienda?
— ¡Si madre, pero en el ring, vamos a pelear, el ahora es cinta negra!
— ¿Reishel entonces es en serio, vas a pelear con el disfrazada?
— ¡Si así es!... ¡Yo ahora soy la Ninja del Kung fu!... ¡Usaré mi antifaz como Leonardo!
— ¡Pero que infantilidad, ahijada…no…!
Reishel la interrumpe….
— ¡Madrina quédese tranquila, que yo se lo que ha