Killiam
Observo a la supuesta testigo una y otra vez, entre pasmado y analítico.
¿Cómo es posible?
Es decir, Morana no es muy inteligente que digamos, como para planear la muerte de alguien y luego tender una trampa tan meticulosa.
Simplemente no tiene sentido. Alguien debió ayudarla, pero ¿quién?
Tengo que sentarme porque esta información me ha dejado sin fuerzas. Un escalofrío me recorre y la mente se me nubla, pues este asunto me parece demasiado turbio, asqueante y difícil de asimilar.
¿Por qué una madre asesinaría a su propio cachorro? ¿Solo para inculpar a Lara?
No tiene ningún maldito sentido.
—Ese día, la luna Lara planeaba hornear y fue el momento perfecto para tender la trampa, por eso los cocineros no estuvieron allí en toda la mañana. Tampoco lo estarían en la tarde, que era cuando se haría el simulacro —explica.
Me levanto de mi asiento y le doy la espalda. Mi mirada se clava en la pared de la semioscura habitación donde llevamos a cabo el interrogatorio.
—Sin embargo, n