A veces, la verdad no destruye de golpe… primero, se filtra por las grietas.

Fragmentos del pasado

El amanecer era gris.

Una llovizna fina golpeaba suavemente las ventanas del pequeño departamento de Valentina, marcando un ritmo sordo y persistente.

La cafetera emitía un murmullo bajo mientras el olor amargo del café recién hecho llenaba la cocina.

Ella no había dormido mucho; las pocas horas de sueño que había logrado solo habían servido para alimentar aún más su inquietud.

La noche anterior había sentido por primera vez en mucho tiempo algo parecido a calma.

Pero la calma, en su mundo, no duraba.

Nunca duraba.

Sobre la mesa del comedor, cubierta de papeles desordenados, reposaba el sobre que había recibido semanas atrás.

Durante días, había leído y releído su contenido sin encontrar nada más allá de lo evidente.

Pero esa mañana algo le decía que debía volver a abrirlo.

Como si la respuesta que buscaba siempre hubiese estado ahí, escondida en un rincón que no había querido mirar.

Tom