43. Alianzas peligrosas
El verdadero peligro no siempre está en el enemigo que amenaza con un arma, sino en aquel que ofrece su mano.
La visita inesperada
La mañana era tranquila en la pequeña oficina de Valentina. El sol se filtraba por la ventana polvorienta, iluminando el escritorio abarrotado de recortes de periódicos y tazas de café vacías. Ella escribía en su libreta, perdida en ideas, cuando escuchó pasos firmes en el pasillo.
Frunció el ceño. Casi nadie visitaba aquel edificio a esas horas, y mucho menos su agencia. Se levantó con cautela y, al abrir la puerta, el aire le abandonó los pulmones.
Luca Moretti estaba allí.
Apoyado con elegancia contra el marco de la puerta, vestido con un traje oscuro que parecía fuera de lugar en un edificio tan modesto, la observaba con la serenidad de quien sabe que su presencia lo dice todo.
-- Vaya… así que este es tu reino -- dijo, dejando que su mirada recorriera cada rincón de la oficina con un gesto casi divertido. -- Pequeño, pero curioso.
Valentina reaccionó