3. Un rincón para el amor
En un mundo que se desmorona, siempre habrá corazones que insistan en construir refugios.
El reloj del café marcaba las seis de la tarde. La luz anaranjada del atardecer se filtraba por los ventanales, bañando de calidez las mesas de madera. El murmullo constante de conversaciones y el aroma a café recién molido llenaban el ambiente.
Valentina removía distraída el azúcar de su taza, sin probarla. Sus ojeras hablaban más que ella, y aunque intentaba sonreír, Sofía la observaba con atención, reconociendo en su amiga ese gesto tenso que ocultaba tormentas.
-- No me mires así -- dijo Valentina al notar la intensidad de los ojos de Sofía sobre ella. -- Ya sé que parezco un fantasma.
-- Pareces más que un fantasma -- respondió Sofía con un tono suave, pero cargado de preocupación. -- Pareces alguien que se ha olvidado de dormir… o de confiar.
Valentina suspiró, dejando la cucharita a un lado.
-- No tengo ganas de hablar de mí. Dime mejor cómo estás tú. ¿Qué ha pasado en tu vida, Sofi?
La so