Capítulo 28— —Los padres de Adréis—
En la cocina, con la mirada fija en la máquina, la joven esperaba con ansiedad que el agua terminara de hervir y terminara de caer en las tazas el chorro humeante del café. Le pareció que demoraba más de lo debido, solo por molestar, como si ese objeto fuera capaz de olfatear su angustia y quisiera hacerla sufrir. Cuando el chorrito apareció, sacó de su sujetador la botellita. Se disponía a vaciar su contenido en la taza cuando percibió que alguien abría la puerta del dormitorio. Era Adréis, al teléfono, hablando en voz alta. Así como salió, entró la botella al mismo sitio, en medio de sus senos. «Maldición», dijo Mili.

—¿Pasó algo, Mili? —preguntó Adréis, quien la había escuchado cuando cortaba la comunicación.

—Nada —salió al paso—, solo me quemé los dedos, estaba muy caliente.

—¿Necesitas ayuda?

—No, no.

—Te veo algo liada.

—Estoy bien.

Mili abrió el grifo y metió sus “dedos disimulando quemados” bajo el chorro de agua.

—Creo que hace tiempo dejé aquí una pomada para quemaduras. Ta
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo