29 —Emoción de tenerte en mis brazos-
Su corazón latía de emoción. «Lo logré, ahora todo su amor será mío», pensaba mientras tomaba otro sorbo de vino y, con un cuchillo grande, afilado, apoyado en una tabla de madera,daba lugar al corte en juliana, tal como Jean Julien —el cocinero francés—, a un gran y reluciente pimentón rojo. Con movimientos rápidos y precisos dejó picado el pimentón en tiras, cada una de igual tamaño, sin sacrificar ni un milímetro la piel de sus dedos.

Sentía alegría en su corazón de que finalmente el hombre había tomado la fórmula del amor. «Lo tendré solo para mí», se repetía una y otra vez, mientras tajaba verduras e imaginaba sus besos, sus cuerpos felices, haciendo el amor bajo las sábanas blancas de seda que en otro tiempo habían cobijado a Talía. El gozo se apoderó de ella porque sentía la emoción de tener Adréis en sus brazos. «Ha sido perfecto, en un día perfecto», sonreía Mili. Era bastante simbólico conquistar su corazón el día de aquel compromiso.

—Mili es muy atractiva… —dijo una v
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