Fingir demencia se le estaba dando bastante bien. Enfocada en el trabajo, Estefanía no tenía tiempo para pensar en los labios de su jefe cada vez que se encontraban a solas o cuando sus miradas se cruzaban mientras revisaban la agenda.
Él también fingía bastante bien. Debía tener más experiencia, pensaba ella. De vez en cuando, se preguntaba por la mujer que había ocupado su puesto antes que ella y si habrían mantenido una dinámica similar. Un día se lo preguntó a Danae y ella dijo que había sido un hombre.
El día de la reunión semanal del departamento, Johannes le encargó que la precediera porque él debía ausentarse por compromisos externos.
Muy segura de sí misma, de sus conocimientos y su posición, ella habló frente a todos, ignorando las miradas curiosas que le dirigían o los murmullos que, a ratos, se producían.
—¿Hay alguna duda? —preguntó al finalizar, luego de indicar a todos lo que debían hacer.
Danilo levantó la mano.
—Considerando que Anastasia es la que l