Capitulo 15. La Sombra del Carcelero
La puerta del despacho se cerró, pero mi mente se abrió de par en par. El chasquido del cerrojo biométrico no fue un final; fue el disparo de salida. La imagen de aquel muro, de aquel mapa de mi vida y mi muerte, no me aterrorizó. Me dio un objetivo. Ya no se trataba de escapar de la jaula. Se trataba de tomar el control de ella. Y para eso, necesitaba entrar en la sala de guerra.
Las siguientes horas, me convertí en una sombra. La "Ana Stevens" que había jugado a ser espía en Moretti Corporation había sido una aficionada; la Isabela Moretti prisionera estaba a punto de convertirse en una profesional. Comencé a observar. No a Alessandro, él era una fortaleza impenetrable por ahora. Observé el ecosistema de mi prisión. Observé a Elena.
Su rutina era un reloj suizo. Precisa, inmutable. Limpiaba el salón principal entre las nueve y las diez. El polvo de las estanterías, a las diez y cuarto. Nunca se acercaba a la puerta del despacho. Parecía haber una línea invisible a tres metros que no