Lana, que procuraba llegar a casa pronto, pues su espalda aún dolía, le pedía al taxista que fuera un poco más rápido.

El tráfico de ese día la estaba abrumando; sin embargo, eso no impidió que notara que desde hace varias calles un auto, un poco sospechoso sin placa, seguía su ruta. ¿Acaso estaba un poco paranoica o realmente le parecía que estaba siendo seguida?

Quizás el hambre la estaba haciendo imaginar cosas, después de todo se la había pasado todo el día en el hospital y con tantas cosas se había olvidado de comer, además, quien podría iniciar una persecución aún de día, de seguro no eran más que ideas sin sentido las que venían a su cabeza, producto de tanto estrés. Eso creyó hasta que sintió como todo su cuerpo se fue hacia adelante, producto de un fuerte golpe en la parte de atrás del taxi, propiciado por el mismo auto que desde hace un momento le preocupaba. Es inevitable que el taxista reclame por lo sucedido y quiera orillarse para discutir y reclamar.

—¿Qué cre