—¿Te das cuenta? Tu hija es una maldita ingrata. Desde que se casó prácticamente se olvidó de nosotros. —Le reclama Rubén a su esposa que de reojo lo miraba con desprecio, mientras estaba en la cama lista para dormir.
—Supongo que eso nos ganamos por haberla obligado a casarse sin amor.
—Amor... ¿Amor? No seas ridícula. Acaso el amor te da de comer. Gracias a que se casó con Callum O´Sullivan es que ella y tú pueden seguir llevando una vida de reinas.
—¿Reinas? ¡Ja! —Se mofa la mujer, y eso disgusta al hombre que se acerca rápidamente a ella y la agarra fuertemente por el rostro, apretando su mandíbula.
—¿Acaso no es así? —Le pregunta, y la mujer temerosa se limita a asentir.
—Tú eres la culpable de que tu hija sea una malagradecida. —Afirma y la suelta de forma brusca, dejando sentir el dolor de la mujer en su rostro. —Mañana mismo iremos a hacerle una visita. No es posible que desde que Callum despertó, no se dignara ni una vez a relacionarnos con su familia. Primero