PUNTO DE VISTA DE DANTE
Sentado en el asiento del pasajero, observé con atención la actividad alrededor de Il Salumaio di Montenapoleone. Hombres disfrazados circulaban por las proximidades, despertando mi cautela. A mi lado, Vincenzo estacionaba el coche con una serenidad aparente, pero sabía que compartía la tensión que flotaba en el aire.
"¿Están listos tus asociados?" pregunté a Vincenzo, buscando confirmar la disposición de sus asociados para cualquier eventualidad.
Me miró, sus ojos cargados de preocupación mezclada con determinación.
"Sí, lo están", respondió, pero su expresión revelaba una advertencia implícita. "Pero debes entender, Dante, que si hay una guerra entre tú, Contini o Nicaso, no me involucraré."
Sentí una mezcla de incredulidad y decepción ante las palabras de Vincenzo.
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