Los oficiales se llevaron a Lady Mercy y al Conde D'Armont mientras el sol comenzaba a ponerse, tiñendo el salón de tonos rojos que parecían obscenamente apropiados. Sangre en las paredes. Sangre en el cielo. Sangre en las revelaciones que habían destrozado todo lo que Adrian había creído conocer.

Clara observaba mientras Adrian permanecía inmóvil junto a la ventana, su espalda rígida, sus manos cerradas en puños a sus costados. Victor se había derrumbado en una silla, su rostro enterrado en sus manos, sollozos silenciosos sacudiendo sus hombros. Y Sophia...

Sophia estaba de pie en el umbral, tan quieta que parecía una estatua. Sus ojos enormes se movían entre su padre y el hermano que acababa de descubrir que no compartía su sangre. Clara vio el mom