Cascara de nuez

El rey no se preocupó por la comida que Helen preparó.

Comió tranquilamente y hasta le dijo que estaba delicioso. También le dijo que ella se encargaría de preparar sus comidas.

Helen se sintió frustrado porque ahora tenía mucho en su plato. Después de que él comió y se fue, ella recogió los platos y regresó a su habitación para hacer una última limpieza y organización para dejar todo reluciente y en el lugar correcto.

Para Helen era un asombro cómo se había adaptado tan rápido a ser sirviente. Toda su vida había sido ella la que había sido servida, ella la que había dado las órdenes.

Cuando el rey mencionó que ella iba a ser su sirvienta personal, se preocupó, pensando cómo iba a lograrlo sin cometer errores terribles que lo irritarían, pero ahí estaba ella, elevándose.

Eso hizo que una pequeña sonrisa apareciera en su rostro mientras salía del dormitorio y cerraba la puerta detrás. Miró hacia adelante y exhaló pesadamente.

La mañana había sido agitada. No había ropa que lavar, así q
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