La Feria del Libro de Barcelona era un hervidero, ¡un mega punto de encuentro para las historias! Pero, ojo, también era el paraíso de los chismorreos, las miraditas y los rumores que corrían más rápido que un reguero de pólvora. Y ahí estaban Clara y Marcos, que sin quererlo se convirtieron en el centro de todas las miradas por su onda creciente.
Durante el día, Marcos y Clara no paraban de ir de un lado a otro: reuniones, presentaciones, firmas... ¡Un no parar! Marcos, como jefazo de una editorial top en España, era un pez gordo allí. Y Clara, la escritora famosa de novelas románticas que ahora se atrevía con el realismo oscuro, era la novedad que todos querían probar. Se les veía juntos por los pasillos, en las charlas y en las cenas de trabajo. La conexión entre ellos era cantada, ¡se palpaba en el aire!
Una tarde, después de que la presentación de El Editor de Acero fuera un exitazo, Marcos y Clara se quedaron charlando con algunos colegas. La conversación era un cachondeo y Clar