10. Eres demasiado para mí
El sonido del puño impactándose contra la carne llenó el silencio que se hizo en la habitación; sin embargo, Livia no sintió ningún dolor. Con el corazón, latiéndole fuerte contra las costillas, ella abrió los ojos y contuvo el aliento.
Garrett había recibido el golpe y le había devuelto un derechazo a Ian que lo mandó al piso y luego… todo se convirtió en un caos. Puños impactándose contra los cuerpos, sangre brotando de los golpes.
Ian le dio una patada a Garrett para sacárselo de encima. Su asistente terminó golpeándose contra el escritorio, pero Ian tenía la nariz rota y el labio partido.
—¡No vuelvas a tocarme! —gritó Ian, aprovechándose del aturdimiento de Garrett, se abalanzó sobre él de nuevo.
—¡Eres tú quien no debió ni pensar en atacar a Livia! —gritó. Garrett lo recibió con los pies levantados, enviando al hombre lejos de él—. En tu perra vida se te ocurra levantarle la mano de nuevo —agregó y con una habilidad sorprendente, Garrett volvió al ataq