45. Dos pájaros de un tiro
Aiden abrió los brazos para recibir a su hija. La estrechó fuertemente contra su pecho mientras ella lo saludaba con un beso en la mejilla. Con discreción, miró a Garrett bajar del auto. Tenían muchas cosas de que hablar, pero no era el momento ni el lugar.
—Papá, qué sorpresa. ¿Por qué no me dijiste que venías? —preguntó Livia recuperando la compostura.
Aiden levantó la mirada de nuevo. Garrett se había recargado contra el auto, tenía los brazos cruzados con una falsa despreocupación. Así que Aiden entendió el mensaje. Livia desconocía sobre la llamada que le había hecho.
—Si te digo, no habría sido sorpresa —respondió Aiden.
Garrett suspiró con alivio.
—Tienes razón, pero es tan inesperado —dijo ella, sintiendo las lágrimas llenar sus ojos. No quería mostrarse débil y mucho menos que su padre se enterara de lo mal que la estaba pasando últimamente, pero fingir no era algo que le saliera natural y menos con alguien que la conocía mejor que nadie.
—Lo sé, c