63. Perdón
63. Perdón
Knox dejó de respirar por un segundo. Fue como si todo a su alrededor desapareciera por completo. La mujer, a quien ya no podía llamar madre, lo observaba con ojos opacos. Su cabello era una maraña enredada y su ropa, tan sucia como su alma.
¿Qué es lo que pretendía Caroline al presentarse así delante de él? ¿Acaso creía que iba a sentir lástima por ella? Si esa era su intención, se había equivocado. Él no podía sentir nada por ella, ni pena, ni amor.
Hace años se había encargado de matar cualquier buen sentimiento que pudo albergar por ella.
Finalmente, Knox dejó escapar el aire con un áspero suspiro mientras cada fibra de su ser le exigía alejarse de ella. No deseaba ni respirar su mismo aire, odiaba sentirse contaminado y que el cielo lo perdonara, porque no se trataba de cualquier mujer, sino de quien lo trajo al mundo. De la misma mujer que jamás pudo amarlo como hijo.
—¿Qué haces aquí? —preguntó, obligándose a abrir la boca. Verla era recordar el amargo pasado que viv