41. ¡Basta, Nova!

Nova observó a Nikki, dormida en su cama, aferrada a la foto de su padre. Le rompía el corazón al verla sufrir. Apenas había querido comer luego de que Knox se marchó.

Varios suspiros abandonaron los labios de Nikki, haciendo la situación peor para Nova.

El sonido de su móvil la sacó de su letargo, se levantó de la cama y fue a la sala para atender la llamada.

—¿Knox?

—Hola —lo escuchó saludar al otro lado de la línea. Su voz era ronca, como si quisiera llorar—. ¿Cómo estás? ¿Cómo está Nikki? —preguntó.

—Se ha dormido —respondió—. ¿Cómo estuvo el viaje? —preguntó, sentándose en el sillón.

Nova quería decirle que lo echaba de menos, pero era adulta y entendía que Knox tenía una vida en San Antonio. Una vida que estaba dispuesta a cambiar por ella y Nikki.

—Bien, recién he bajado del avión y voy a casa —respondió.

Hubo un corto silencio que se llenó por el sonido del claxon de los autos. Nova apartó ligeramente el móvil del oído.

—Dile a Nikki que la llamaré mañana ant