—¿Qué pasó anoche? —le pregunta Anna mientras camina por el jardín del palacio real, cabizbaja, sosteniendo el brazo de Antuam.
—¡Estoy seguro de que el príncipe no volverá a molestarte! —La pelinegra asiente, pero en el fondo de su corazón se instala una terrible sensación de miedo. ¿Era eso realmente lo que deseaba? Se pregunta a sí misma.
—De igual manera, no creo que vuelva a molestarme, hoy mismo regreso con mi familia a casa. Ya no tengo nada que hacer en este lugar.
—Te extrañaré, ya me estaba gustando el hecho de hacerme pasar por tu pretendiente. —Anna aplana los labios fingiendo una sonrisa breve y Antuam continúa hablando— Creo que es lo mejor, cuando se ama a alguien prohibido, lo recomendable es poner distancia. —aconseja a la chica asegurándose de que no vuelva a acercársele a Rodrigo. Ahora que éste sabe toda la verdad sobre sus sentimientos debe tener el campo libre para conquistarlo.
En tanto, en la habitación de huéspedes, Dolores termina de arreglarse para baj