68. El Fuego del poder
Eryx, en cambio, parecía ya trazar una estrategia en su mente. El empresario que todos temían, el genio frío de los contratos, acababa de entrar en modo de guerra.
Pero bajo esa armadura, había algo más: miedo por ella.
—¿Cuánto sabes exactamente? —preguntó de nuevo.
—Solo lo que te dije —respondió Shaya —Que Santiago podría no ser hijo de Pavón. Que Viktor lo sospechaba. Que Emilia lo confirmó… y que él le pidió una prueba.
—¿Prueba? —Eryx frunció el ceño.
—Sí —Ella bajó la mirada —Le exigió un análisis de ADN. Dijo que si el resultado confirmaba lo que creía, reclamaría al chico públicamente.
Eryx caminó unos pasos, pasando una mano por su cabello, frustrado.
—Si eso ocurre, los medios se volcarán sobre ellos. Y tú estuviste allí. Lo sabrán.
—No pienso decir una palabra —prometió Shaya.
Eryx se volvió hacia ella, acercándose hasta quedar a pocos centímetros.
—Aun así, estarás en peligro. D’Amelio tiene ojos en todas partes. Si se entera de que estuviste cerca de esa conver