CAPITULO 37
Blair Cooper
— ¿Ya has pensado en que nombre le pondrás a tu bebé?
Negué con un ligero movimiento de cabeza.
—La verdad es que no —complete y seguí dejando caricias con mis dedos enguantados en el piecito de mi bebé; le doy un vistazo a la enfermera que está de guardia hoy en la NUCI, ella me ve igual y sonríe—. Solo he tenido cabeza para pedirle al universo, y a quien pueda escucharme, que mi hijo salga adelante. No he pensado en nada más.
—Haces bien, mujer —se acerca hasta dónde está mi silla de ruedas; ella trae puesto un traje azul igual que yo—. Y creo que ya te han escuchado; así que, no estaría mal que usted y su esposo escojan un nombre para él.
Saco mi mano de la incubadora de mi bebé y muevo con cuidado la silla para poder ver de frente a la enfermera; después de un mes de haber obtenido el alta, debo seguir usando collarín y mi pierna sigue inmovilizada hasta obtener mi cirugía para quitar el tutor.
— ¿Por qué lo dice? —cuestiono y miro hacia el cristal que da