El amanecer llegó sin aviso filtrándose entre las cortinas pesadas de la habitación, no dormí ni un segundo el eco de su voz aún vibraba en mi mente " No hay nada que salvar" Pero cada palabra suya me había dejado una herida abierta
Escuche pasos en el pasillo firmes, medidos Remy su sombra se proyecto por debajo de la puerta unos instante antes de alejarse me levanté de un brinco de la cama y corrí para abrir la puerta; pero llegué demasiado tarde el había desaparecido por completo, no hubo una mirada, ni una palabra solo silencio, ese tipo de silencio que se siente como si fuera un castigo
Salí envuelta en una manta la noche era fría, baje las escaleras al escuchar su voz al teléfono, no sabía cómo reaccionaria está vez; pero jamás me daría por vencida lo encontré frente a la ventana que tiene una vista al jardín, llevaba otra camisa, el rostro inexpresivo, la mirada clavada en algo que no alcanzaba a ver
— Remy — susurré Pero no respondió
No se giro cuando hablo, pero su