39. ¡No dejaré que nada les pase!
— ¿Qué es lo que pasa con Ana Paula? — preguntó, saliendo de allí.
La mujer lo siguió.
— No lo sé, señor, pero dice que le duele mucho y llora por su bebé. ¡Vaya a verla! ¡Se ve muy mal!
De pronto comenzó a escuchar los quejidos desde la planta de arriba. Su pulso se disparó.
— Dios, ¿Qué ha pasado? — Julia Torrealba salió en bata, preocupada por los sollozos que escuchaban. La abuela del CEO también se asomó.
Santos subió las escaleras muerto de miedo, y en cuanto abrió la puerta, se quedó paralizado por un segundo. Sus ojos se abrieron.
Ella lloraba desconsolada, con las manos aferradas a su vientre, protegiendo a su bebé con todas sus fuerzas.
— ¡Ana Paula! — se hincó frente a ella.
— ¡Me duele! ¡Me duele mucho! — sollozó — ¡Mi bebé, siento que… siento que…! ¡Por favor ayúdame!
Él no lo dudó, ni siquiera lo pensó, la cargó liviana y bajó con ella así, en ropa de cama, lanzando órdenes a todo el mundo durante el camino.
— ¡Madre, ordena que empaquen lo necesario para Ana Pa