No sé cuántos minutos llevo mirando la puerta, esperando escuchar sus pasos, esperando verlo cruzar por ella y mirarme con esas perlas azules que tanto me gustan, pero nada pasa.
Afuera todo sigue quieto, silencioso y aquí dentro… él sigue igual de ausente.
Resoplo, comienzo a caminar por la habitación sin rumbo, necesito moverme para dejar de pensar tanto. He estado todo el maldito día en esto y siento que la cabeza me va a reventar.
Pero es algo que no puedo evitar. Desde que escuché el nombre de James, no ha dejado de retumbarme en la cabeza. Es el hijo menor de la Reina, el hermano menor de mi esposo y del Rey de esta nación.
¿Por qué no sé nada de él? ¿Por qué no logro recordarlo? Claro, si es que antes lo conocí y no me di cuenta. Y m****a, yo no estoy loca. Sé que, hasta ahora, no he conocido a ningún James Lóvenhart ni parecido.
¿Dónde ha estado? ¿Quién es ese “rebelde” y por qué no estuvo en nuestra boda?
—¿O sí estuvo y yo no lo vi? —susurro, deteniéndome en medio de la habit