Las manos grandes se posaron en sus senos, presionándolos a través de la blusa y haciendo ostensibles sus pezones a pesar del sostén y la tela. En el espejo que cubría la pared trasera del elevador, Sharon se asombró de lo sensual de sus figuras entrelazadas y de su propio rostro, ruborizado y distendido.
—He fantaseado con esto por muchos días—los ojos de Aidan la observaban desde el espejo— Desde que te vi en el casamiento de Milo.
—Me miraste con indiferencia y fastidio ese día—dijo ella —Cuando tú y Kaleb me veían.
se rio.
—. ¿Cómo evitar mirar tu trasero envuelto en aquel vestido apretado y tus piernas subidas a aquellos tacones sexis?
—Yo...
—Tú eres la mujer más sensual y deseable que me he cruzado y esta noche comprobarás cuánto me gustas.
El elevador se detuvo con suave movimiento y él la tomó por la mano para conducirla hasta la puerta de la que resultó ser una habitación impresionante. Metros y metros cuadrados de lujo y confort, telas finas, colores sobrios y elegante dise