CAPITULO 39 LA MISION. Parte V.
Eileen Williams.
Ellos, informaban por el mismo sistema cuál estaba disponible para el servicio de habitación. El tiempo se nos agotaba. Dalia, hizo el primer pinchazo, y yo me fui con la otra inyección para el infeliz. Risco, le sacó la polla al maldito, que la tenía hinchada con tanta pornografía que veía por la pantalla. Él se rió.
— Como que están muy calientes — se rió, creyendo que la droga nos tenía así.
Risco, movió la mano, masturbándolo. La subasta culminó y giramos la silla. Solo uno quedó procesando. El infeliz echó la cabeza hacia atrás, preso del placer. Era el turno de mi reloj. Comencé a morder su cuello al mismo tiempo que procesaba la base de datos. Pidió contraseña. Procesé y no me quedó más remedio. Elevé la mirada, e inmediatamente cubrieron al infeliz que quedó tecleando, y Dalia y yo, comenzamos a hacerlo también. Se nos estaba acabando el tiempo.
Menos de un minuto para hacer lo que debía. Observé la pantalla, escuché voces afuera y me apresuré a programar. E