LA CHICA DEL VIOLÍN. CAPÍTULO 9. ¿Por qué no te quedas conmigo?
El enorme reloj de pared daba exactamente las nueve de la mañana, y la expresión de Lucio no era precisamente la de un hombre que ha detenido un asalto. Estaba feliz, casi no había dormido, pero la perspectiva de que iba a volver a Maya en cualquier momento, lo ponía feliz.
Intentó no sonreír demasiado cuando la vio llegar y se saludaron con un beso en la mejilla que no tenía nada de simple ni común.
Rindieron su declaración en menos de media hora, pero antes de irse alguien se acercó a ellos.
—¿Pueden acompañarme, por favor? El capitán quisiera hablar con ustedes —le susurró uno de los policías a Lucio.
—¿Qué pasa? —preguntó este, sorprendido.
—Al parecer algo importante sobre el hombre que atacó a la señorita anoche —respondió el policía.
Lucio frunció el ceño, intrigado.
—Por supuesto. Lo seguimos —sentenció ofreciéndole su brazo a Maya, que se colgó de él un poco nerviosa.
Entraron a la oficina del capitán y el hombre, de unos cincuenta años, alto y fornido, los saludó educadament