CAPÍTULO 108. Apunta bien, capitán

Los chicos, en vez de asustarse o echar a correr, como cualquier persona sensata haría, solo se miraron los unos a los otros y rompieron a reír. Bueno... no debieron hacerlo. Un minuto después Marianne repartía pantuflazos a diestra y siniestra.

—¿De verdad creen que se van a librar de esto tan fácilmente? —gritó Marianne detrás de ellos—. ¡Jay-Jay no va a ser bautizado hasta que ustedes arreglen este desastre! ¡No quiero ver esos morados en las fotos del bautizo de mi hijo!

Dos días después, todos los chicos estaban sentados en la sala de Marianne con las caras esperanzadas y una carga de maquillaje que no se les veía ni un solo morete.

Al final a Marianne le daba más risa poder burlarse de ellos por el maquillaje que lo enojada que estaba con ellos, y se dio cuenta de que era inútil tratar de controlar a aquellos locos.

—¡Lo sentimos, Marianne! —gritaron a coro.

—Vale, vale, ya basta —respondió Marianne riendo y sacudiendo la cabeza—. Ahora vamos a bautizar a mi hijo.

Un par de hora
Continue lendo este livro gratuitamente
Digitalize o código para baixar o App

Capítulos relacionados

Último capítulo

Explore e leia boas novelas gratuitamente
Acesso gratuito a um vasto número de boas novelas no aplicativo BueNovela. Baixe os livros que você gosta e leia em qualquer lugar e a qualquer hora.
Leia livros gratuitamente no aplicativo
Digitalize o código para ler no App