Mientras tanto, en el lugar de la rueda de prensa, Nelson había enviado incontables mensajes sin obtener respuesta. Perdió la paciencia y marcó nuevamente el número de Ivana. Esta vez, a diferencia de las anteriores, una voz fría y femenina le respondió:
—Lo sentimos, el celular al que llama está apagado...
¿Apagado?
El rostro de Nelson se oscureció al instante.
En ese momento, Felipe y Celia se acercaron, visiblemente preocupados:
—¿Lograste contactar a Ivana? —preguntó Felipe con ansiedad.
Nelson negó con la cabeza, y la preocupación de Felipe se intensificó. Celia, al borde del llanto, exclamó:
—¡Hay un montón de periodistas afuera! Si Ivana no aparece, van a creer que Elena es realmente una impostora y que Ivana ha sufrido mucho.
—¡Es que Ivana es insoportable! —dijo Celia, entre sollozos—. Elena está pasando por un momento difícil y ni siquiera le dice una palabra para defenderla. ¿Qué hice yo para tener una hija tan egoísta?
Felipe intentó calmarla, abrazándola con suavidad:
—No